“ Las marcas viven en tres lugares muy distintos: en el mercado, en el cerebro y en el corazón humano” Luis Bassat
Siempre me han fascinado los mensajes subliminales que nos lanzan las grandes marcas en cualquier tipo de medio. En ocasiones son demasiado elaborados e imperceptibles a simple vista. Especies de metáforas que sólo los más entendidos en la literatura de empresa son capaces de captar con rapidez.
Las grandes marcas nos lanzan sus impactos publicitarios en forma de mensajes subliminales a diario y sin darnos cuenta, nuestro cerebro los posiciona de forma natural en nuestra escala de marcas. Si conseguimos captarlos y además nos gusta o impacta, su posicionamiento ocupa un lugar más importante y privilegiado, nuestro corazón.
Pero, ¿son conscientes las grandes marcas de cómo nuestro cerebro capta y posiciona sus marcas en un lugar privilegiado? Y lo más importante, ¿realmente lo valoran? La respuesta es no y otra vez NO. Es algo que pueden intuir, pero nunca controlar. Y no sé si me gustaría que se consiguiera algún día.
Lo cierto es que muchas veces y sin que queramos, nuestro cerebro relaciona otra marca con un anuncio que vemos por primera vez. Y esto me resulta fascinante y digno de estudio.
- ¿ O a caso no has estado en el metro y de repente un anuncio se cruza en tu camino y has pensado que es una marca, y sin embargo es otra?
- ¿ No has tratado de adivinar lamarca de un anuncio que ves por primera vez?
- ¿O el logotipo de un establecimiento se parece “misteriosamente” a otro?
- Y para los más observadores: ¿La tipografía de un cartel te evoca rápidamente a una marca?
Esto ocurre y muy a menudo. Por ello afirmo con total certeza que las empresas no saben hasta que punto pueden llegar a incidir en nuestro cerebro. Para entender mejor estas situaciones, veamos algunos ejemplos que he recopilado recientemente:
¿Berko o Bershka? Cafetería en un centro comercial de París
Color y tipogragía muy similar a las ofertas de Carrefour