2014 / 8 febrero

Estamos conectados


¿Realmente somos conscientes de cómo estamos conectados? Nuestras acciones y actitudes influyen en los demás más de lo que nosotros pensamos. Si fuéramos conscientes del calibre de esta situación, seguramente nos detendríamos antes de tomar una decisión o de adoptar un comportamiento.
Estamos conectados, bienvenido a la era de las redes sociales.
«El contagio de las personas de cosas buenas y malas como el alcoholismo, la obesidad, el tabaquismo, la felicidad o la depresión se contagian en las redes sociales hasta 3 grados de influencia. En promedio estamos conectados por 3 grados de separación con 8.000 personas, la mayoría de ellas no las conocemos pero influyen en nosotros.» (fuente del programa de Redes)
Los estados de ánimos se contagian en las redes sociales como si se tratara de un virus. Las personas más felices son aquellas que tienen más amigos aunque sean más superficiales. Aunque no lo creamos la felicidad es más contagiosa que la tristeza. Nuestras posibilidades de ser felices aumentan en un 9% si tenemos amigos felices, mientras que la tristeza se contagia sólo en un 7%. Siguiendo estas estadísticas, es por tanto, más probable ser feliz cuanto más amigos tengamos en las redes sociales.
Realmente no somos conscientes de la influencia que acarrean las redes sociales y su enorme poder. Tal es su importancia que podríamos llegar a ser el motor del cambio potencial para muchísimas personas, pero no lo hacemos.
Parémonos un momento y analicemos toda esta información. Si las redes sociales acortan distancias y además sus conexiones influyen en la forma de pensar y actuar de nuestros amigos. ¿Cómo es que las empresa aún no se han aprovechado de esta situación? Muchas ya lo están haciendo, pero aún no son conscientes de dicha importancia y otras tantas carecen de la información necesaria. Para ello ha nacido la figura del Community Manager, término de moda hoy en día, pero utilizado a la ligera en ciertas ocasiones.
A medida que avancen las redes sociales online la información se analizará y recopilará automáticamente a partir de la frecuencia de intercambio de mails con distintas personas, de nuestras compras online, de nuestras preferencias musicales, de nuestras webs favoritas y de los lugares señalados por dispositivos GPS. Aquí es donde quería llegar yo, al MARKETING. Algunos departamentos de marketing de las empresas más pioneras ya están pensando como aprovechar estas tecnologías ya que pueden ayudar a predecir que servicios y productos compraremos. Sólo tenemos que analizar la información obtenida de las redes sociales.
 
Por ejemplo, si nuestro amigo «A» se va de viaje a Canarias (lo siento, la cabra siempre tira al monte) y cuelga sus mejores fotos en Facebook de  hermosas playas, atractivas fiestas o pueblos recónditos, es bastante probable que viajemos a Canarias en los 2 próximos años o que alguno de nuestros amigos lo haga, gracias a que ha visto que hemos comentado algunas de las fotos de nuestro amigo «A».
Lo mismo ocurre con Twitter, pero en esta red social podemos obtener información aún más valiosa, por ejemplo, las quejas. Cada vez que Jazztel nos molesta a la hora de la siesta, algún usuario ingenioso de Twitter se encarga de poner un comentario jocoso en esta red social o simplemente de quejarse.
En algunas ocasiones y sin saber por qué, nuestro número de seguidores aumenta, esto es debido en gran parte a que los comentarios que hacemos quedan registrados cada día en Twitter. Las empresas no tienen más que buscar una palabra clave en el buscador y darán con tu comentario, como por ejemplo “fotocopiadora” o simplemente el nombre de una marca “Ricoh”. Así es como las empresas nos estudian en la actualidad. La mayoría de nosotros, sobretodo los jóvenes no somos conscientes de lo importante que somos para ellas.
Dejo aquí un anuncio que muestra gráficamente toda esta verborrea.
Ahora… ¿no te sientes más observado?

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